Un vecino de Ibi ha vivido una experiencia que parece sacada de un guion cinematográfico: el robo de su moto KTM en plena madrugada desde una cochera comunitaria con capacidad para más de 100 vehículos. Según ha explicado a Escaparate, su propietario, Marcos Villaverde, dejó su moto, valorada en unos 8.000 euros, en el interior del garaje, donde guarda también su coche, pero se llevó una desagradable sorpresa al encontrar su vehículo con un cristal roto y su moto desaparecida a primera hora de la mañana.
El ladrón parecía tenerlo todo planificado. Según relata la víctima del robo, las llaves de la moto estaban dentro del coche, junto con otros objetos personales. “Entraron directamente al coche, rompieron el cristal y fueron a por la guantera, como me dijo la Guardia Civil. Ahí vieron el llavero con las llaves de la moto, el casco, la chaqueta y los guantes, y se lo llevaron todo”, cuenta el afectado.
La cochera, ubicada en una zona concurrida de Ibi, tiene varias plantas y gran cantidad de vehículos, lo que dificulta identificar a extraños. Según el relato, el ladrón pudo aprovechar la apertura de la puerta por parte de otro vecino a primera hora de la mañana, lo que facilitó el acceso al recinto. “Probablemente, alguien salió a trabajar temprano y el ladrón aprovechó para entrar con todo planeado”, comenta Marcos.
El propietario, que asegura haber presentado la denuncia ante la Guardia Civil, teme que la moto ya haya salido del país. “Seguramente está camino de Marruecos o Ucrania, como pasa con tantos casos de robos de este tipo. Es muy difícil recuperarlas”, lamenta. La moto, que tenía un año de garantía restante cuando la adquirió, no estaba asegurada contra robo.
Marcos también destaca la vulnerabilidad de las cocheras comunitarias y la facilidad con la que los ladrones operan: “Entran con herramientas específicas, cortan cadenas, cargan la moto en una furgoneta y desaparecen. Está todo muy estudiado”.
El caso ha generado preocupación entre los vecinos y usuarios de cocheras comunitarias en la localidad, quienes ahora se preguntan sobre la seguridad de estos espacios. Mientras tanto, Marcos ha compartido imágenes de su moto y su matrícula para darle mayor difusión al caso en redes sociales y medios digitales, con la esperanza de que alguien pueda ofrecer información sobre su paradero.
“Es una situación desesperante, pero hay que seguir adelante. Aunque duela, no queda otra”, concluye Marcos, resignado a la espera de que el robo no quede impune.