El macroproyecto presentado por una de las empresas de Florentino Pérez para instalar una planta solar de dimensiones gigantescas en la Foia de Castalla parece que está abocado al fracaso. El primero de los escollos que va a tener la improbable construcción de semejante mostrenco es el actual Plan de Ordenación Urbana de Castalla, término municipal donde se ubicaría. En el PGOU, aprobado el pasado mes de enero, se indica claramente la prohibición de la instalación de aerogeneradores de energía eólica así como la construcción de megaplantas solares como la que se ha proyectado.
Parece que la ensoñación del presidente del Real Madrid y su empresa filial de renovables, Cobra, va a quedar en nada, o eso parece. Porque no hay que olvidar que cuando hay tanto dinero de por medio, nunca se sabe por dónde va a salir un asunto de este nivel… Se trata de una inversión de casi 56 millones de euros, más que todos los presupuestos municipales anuales de Ibi, Tibi, Castalla, Onil y Biar juntos. Esta construcción abarcaría cerca de 300 hectáreas, o lo que es lo mismo, más de 300 campos de fútbol en pleno centro de la comarca lo que supondría un devastador impacto visual irreversible. Afectaría al hábitat natural de muchas especies animales, plantas, insectos y cambiaría radicalmente la fisonomía de nuestro incomparable territorio para siempre.
La fiebre de las macroplantas solares ha alcanzado la provincia de Alicante impulsada no solo por Europa, también por la nueva estrategia nacional del recién creado Ministerio de Transición Ecológica, MITECO. El plan de este nuevo organismo oficial es que en los próximos 10 años en España se hayan construido 60.000 nuevos megawatios generados tanto por energía eólica como por fotovoltaica, con el objetivo de que en el año 2050 el 100% de la energía sea producida por renovables. Una meta necesaria desde el punto de vista de la sostenibilidad medioambiental para hacer frente a la crisis climática y crisis de la biodiversidad que sufre el planeta hace décadas.
Sin perder de vista el objetivo de ir eliminando poco a poco la producción de energía contaminante, hay que pensar que no todo vale. Determinar la ubicación de estas plantas, su impacto en la flora y fauna de cada uno de los territorios, así como otros condicionantes naturales debe ser compatible con la conservación del nuestro patrimonio natural a toda costa. Promover el autoconsumo, la instalación de pequeñas plantas solares en viviendas, zonas comerciales o industriales debe ser una prioridad y la administración debe favorecer y facilitar estos nuevas formas de generar energía limpia. Ese es el camino.