La consellera de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica, Mireia Mollà, visitó el 9 de septiembre la sede del Instituto Tecnológico del Producto Infantil y del Ocio (AIJU) para conocer de primera mano un proyecto de investigación que busca alternativas sostenibles al plástico para la industria del juguete, el menaje y los envases.
El proyecto BioFCase, inmerso en su segunda fase, apuesta por los llamados bioplásticos; biodegradables, procedentes de la revalorización de la biomasa o una combinación de ambos.
Mollà destacó el apoyo de la conselleria de Transición Ecológica a todas las experiencias innovadoras que buscan reducir las emisiones y avanzar en la economía circular. «Es muy importante contar con centros de investigación como este, de desarrollo tecnológico y transferencia del conocimiento, para fomentar cambios en el modelo productivo orientados a recortar la huella de carbono y la sobreexplotación de materias primas».
El Instituto Tecnológico calcula que casi un millón de productos de plástico podrían sustituirse por materiales más sostenibles, una cifra que representa el 2% de la industria valenciana del plástico.
Este proyecto cuenta con la colaboración de empresas como Fábrica de Juguetes, Plastic Forte, Miniland, Juguetes Picó, Muñecas Antonio Juan, Erycop, Reig Musicales, Inplasba, Colortec, Maniquíes Sempere o Plastimyr, para las que AIJU ha desarrollado un servicio a medida que les permite producir bienes de consumo más sostenibles, sustituyendo el plástico por materiales biobasados (que proceden total o parcialmente de biomasa), biodegradables (que puede ser degradado por la acción de microorganismos existente en el medio, de manera natural) o biopolímeros en general (una combinación de ambos).
Durante la visita, la consellera subrayó que la estrategia europea sobre los residuos plásticos insta a que en 2030 todos los envases plásticos comercializados en la Unión Europea sean fácilmente reciclables o reutilizables, además de referirse a las oportunidades de ocupación de la selección y reciclado del plástico que podría generar más de 200.000 puestos de trabajo en el ámbito europeo.
Así, la consellera ha puesto el foco en los retos y oportunidades de los bioplásticos en la lucha contra al cambio climático al desplazar el plástico procedente de combustibles fósiles por otros que, no solo son más sostenibles, sino también más seguros para el consumidor, menos sometidos a las fluctuaciones y mejor adaptados a las tendencias del mercado.
Ana Ibáñez, técnico que desarrolla el proyecto en AIJU, explica que “este proyecto contribuye a que los fabricantes adopten materiales que conservan idénticas propiedades mecánicas a la de los plásticos, pudiendo introducirse inmediatamente en sus plantas como sustitutivos. Por ello, pueden adoptar estos biomateriales, en sustitución de plásticos estándares, sin comprometer la producción ni la calidad de sus productos”.