La ‘Riviera’ de Trump en Gaza , una idea peligrosa y absurda
Donald Trump ha vuelto a sorprender con una de sus ocurrencias más extravagantes: transformar la devastada Franja de Gaza en un resort de lujo. Con el desparpajo que lo caracteriza, el presidente estadounidense ha sugerido convertir el territorio en la «Riviera de Medio Oriente», insinuando que los palestinos simplemente deberían «reubicarse» en otros países, como si fueran fichas en su tablero de Monopoly. Todo esto, con Netanyahu a su lado, con la sonrisa cómplice y ‘complacida’ del líder israelí, pletórico por comprobar que hay gente aún más loca que él.
Más allá de lo delirante que suena esta propuesta, es importante señalar que no es solo una idea absurda, sino también una violación flagrante del derecho internacional. El desplazamiento forzado de una población entera es considerado un crimen, no un «gesto humanitario», como él pretende presentarlo. Obligar a más de dos millones de personas a abandonar su tierra para dar paso a hoteles y casinos no es solo inmoral, sino una receta para un conflicto aún mayor.
Pero no nos engañemos, este tipo de planteamientos no son nuevos en Trump. Es el mismo hombre que, en plena pandemia, sugirió inyectarse desinfectante para combatir el COVID-19. El mismo que propuso comprar Groenlandia como si fuera un terreno baldío. El mismo que, con total desprecio por la historia y las instituciones, quiso quedarse en la Casa Blanca a la fuerza tras perder las elecciones en 2020. Ahora, su nueva «gran idea» es convertir un territorio en ruinas, devastado por años de conflicto, en un paraíso turístico donde, según él, «el pueblo del mundo» podría vivir.
Por supuesto, la extrema derecha israelí ha recibido la propuesta con entusiasmo. Para ellos, borrar a los palestinos del mapa es un objetivo de largo plazo, y Trump parece estar dispuesto a ponerle su sello inmobiliario. La solución de los dos Estados queda enterrada bajo la arena de esta supuesta «Riviera», y el mensaje que se envía al mundo es que el despojo y la limpieza étnica pueden disfrazarse de desarrollo.
Los líderes árabes han rechazado categóricamente esta propuesta, y con razón. Convertir Gaza en un «destino internacional» no solo ignora la tragedia humanitaria que ahí ocurre, sino que también desmonta cualquier posibilidad de una solución justa para el conflicto palestino-israelí.
Pero esto es Trump en estado puro: una mezcla de ignorancia, arrogancia y desprecio por las consecuencias de sus palabras. Lejos de ser una visión de prosperidad, su plan es una peligrosa fantasía que, de aplicarse, sumiría aún más a la región en el caos. Si de verdad quiere ayudar a Gaza, debería empezar por respetar su derecho a existir y apoyar soluciones que permitan a su gente vivir con dignidad, en lugar de tratar su tierra como un terreno en venta.