La inteligencia artificial está siendo una de las mayores revoluciones tecnológicas de lo que llevamos de siglo. Sea uno consciente o no de su presencia, está impactando en muchos sectores de la economía, como es el caso del entretenimiento. Y es que ya son varias las opciones de ocio que se nos ofrecen en los tiempos actuales en internet donde el uso de algoritmos se deja ver, como las que a continuación entraremos a repasar. Pero se espera que en los próximos años se vaya unos pasos más allá y el potencial de la IA sea más elevado de lo que ya es, llevando a cabo tareas de alta complejidad.
¿Cómo se usa la IA en la actualidad?
Uno de los pilares de la industria del entretenimiento es, sin duda alguna, el mundo de los videojuegos. Sean para la consola u otras plataformas, el uso de esta tecnología se nos muestra, sobre todo, en la dificultad cambiante de las partidas. El sistema analiza las habilidades de los usuarios según cómo han ido las acciones pasadas y permite adaptar los niveles en función de lo que ha quedado registrado. Incluso pueden llegar a darse pequeñas modificaciones en la manera de presentar la historia o de actuar en los personajes no jugables para adaptarse mejor a las circunstancias de cada uno.
Esta personalización es una de las formas más evidentes de mostrar la IA en el campo del ocio. Partiendo del análisis de movimientos de un internauta en una plataforma, se pueden conocer los hábitos y los gustos de un perfil determinado. En pocos segundos, se procesan millones de datos y se llegan a lanzar recomendaciones como aquellas propias de los portales de streaming, ya sean audiovisuales o de música. Algo parecido sucede en los casinos online, donde, por ejemplo, se puede sugerir participar en unas mesas de online blackjack concretas por delante de otras, según los condicionantes de la partida.
Aunque al usuario final le llega el producto bien terminado, durante el proceso de producción, ahora es habitual que entre en juego la inteligencia artificial para hacer retoques finales. Algunos productores de videojuegos, piezas audiovisuales o canciones han reconocido que estas herramientas punteras se suelen usar para realizar pequeñas modificaciones, como podría ser aislar un ruido de segundo plano o ajustar el color de la imagen. Estas acciones, en la mayoría de las ocasiones, no suelen entorpecer las tareas más creativas, sino que se encargan de automatizar los procesos más repetitivos.
Creadora del ocio del futuro
El rol de la IA en sectores como el industrial o el empresarial ya está mostrando parte de su potencial para entrenar modelos y tomar decisiones automatizadas. En el mundo del entretenimiento, los expertos esperan que dentro de poco se vean con total normalidad contenidos generados de forma plena por este sistema de algoritmos, sea una película, un videojuego o una canción. Si bien ya están apareciendo ejemplos de ello, estos se están dando de forma experimental. Por ese motivo, es cuestión de que, en poco tiempo, puedan entrar a competir con productos en los que ha participado un equipo de varias personas sin que apenas exista diferencia en la calidad.
Por otro lado, el camino apunta a una personalización todavía más aguda de la que ya se está viendo ahora: la “hiperpersonalización”. Esto pasa, por ejemplo, por cambiar parte de la historia de una serie o de la aventura de un juego de consola. De este modo, no habrá dos productos iguales, aunque el punto de partida sea el mismo, y estas pequeñas modificaciones de la experiencia irán vinculadas siempre a las acciones y preferencias que estén registradas en las bases de datos. Ya no se reducirá a pequeños detalles que hagan las delicias de los consumidores, sino que serán variaciones de mayor peso.
El ocio del futuro es toda una incógnita todavía. Hay quienes apuntan a la realidad virtual y al metaverso como los siguientes grandes pasos, mientras que otros apuestan fuerte por los teléfonos inteligentes de fácil accesibilidad. Lo que parece ser común en todos los casos hipotéticos a corto plazo es que la IA estará presente de una manera u otra en la mayoría de los procesos creativos, ya sea aportando pequeños cambios o dando vida desde cero a nuevos productos. Su impacto cada vez es mayor en todos los sectores y no hay duda alguna de que ha llegado para quedarse.