Vivimos en una sociedad cada vez más sobre estimulada, adicta a las emociones y sensaciones fuertes, lo que ha aumentado considerablemente el riesgo a desarrollar algún tipo de adicción, lo que a su vez afecta la vida de quien la padece y de quienes están a su alrededor.
Pero, ¿está todo perdido si se tiene una adicción? La respuesta es no. Es posible reparar las consecuencias y recuperar el control si se busca la ayuda necesaria. Sin embargo, uno de los primeros pasos es comprender que se tiene un problema e identificar el precio oculto detrás de las adicciones.
¿Qué es una adicción y por qué ocurre?
Una adicción es una dependencia crónica o excesiva, ya sea a una sustancia, una actividad, como los juegos y apuestas, o cualquier otra cosa que no se practique o necesite de forma equilibrada.
De hecho, se manifiesta como una dependencia, hasta el punto de que la persona que la padece experimenta ciertos síntomas como malestar físico y emocional, hasta llegar a perder el control sobre sí mismo o sus impulsos. En casos como estos, son necesarios los servicios de un centro de desintoxicación, como el de Teca Alicante que cuenta con expertos para ayudar a superar una situación tan compleja, comenzando por liberar al organismo de la sustancia adictiva.
En cuanto a las causas de las adicciones, hay que destacar que son muy diversas y, por lo general, están relacionadas con factores psicológicos, genéticos o ambientales. Estudios han demostrado que una situación de estrés prolongado, traumas, problemas emocionales o la presión social, pueden ser el detonante de este tipo de dependencia.
Cuando se trata del alcohol o de sustancias estupefacientes que se consumen en exceso, se altera la química del cerebro, cambiando por completo su sistema de recompensas, lo que a su vez provoca una búsqueda constante de gratificación que termina en un ciclo repetitivo.
Consecuencias psicológicas y sociales de las adicciones
Los efectos de las adicciones suelen ser muy nocivos y se manifiestan en diferentes ámbitos:
Efectos en la salud mental
Entre las personas con adicciones es común la ansiedad y la depresión, pues, debido a la necesidad compulsiva de consumir, se generan sentimientos de culpa, desesperanza y vergüenza, que afectan de forma negativa la autoestima y la visión de sí mismo.
El consumo prolongado de sustancias también puede alterar el funcionamiento de ciertas áreas cerebrales, especialmente las relacionadas con la toma de decisiones y el control de los impulsos. Estos cambios neurológicos suelen aumentar el riesgo de desarrollar trastornos psiquiátricos como el trastorno de ansiedad generalizada, la depresión mayor y, en algunos casos, el trastorno bipolar.
Deterioro de la estabilidad emocional
Quienes son adictos, por lo general, sufren de muchos altibajos emocionales y dificultad para manejar situaciones y reacciones del cuerpo, entre ellas, el estrés.
Esto es comparable a si vivieran montados en una montaña rusa. Los altibajos mezclados con euforia y bienestar pasan a sentimientos de tristeza, frustraciones, amargura e irritabilidad, generando tensión con ellos mismos y su entorno
Impacto en el entorno familiar y personal
La adicción de uno de los miembros de la familia puede desestabilizar completamente la dinámica de esta. En muchos casos, el familiar adicto se convierte en el centro de atención y preocupación, y los demás integrantes desarrollan patrones de comportamiento codependientes, lo que suele aumentar el estrés y el desgaste emocional de todos los involucrados.
Además, la situación económica de la familia se ve afectada porque la persona adicta tiende a destinar una gran parte de sus ingresos o, incluso los de su familia, a su consumo.
Efectos en la comunidad y el entorno laboral
Las adicciones no solo impactan a nivel familiar, sino también en la comunidad y el lugar de trabajo. En la comunidad, por ejemplo, pueden provocar problemas de seguridad y convivencia, especialmente en el caso de adicciones que llevan a comportamientos agresivos o delictivos. Mientras que, en el ámbito laboral, la productividad y el rendimiento de una persona con adicción disminuye y afecta su desarrollo profesional y, en ocasiones, el de sus compañeros y empleadores.