por Tristana Palomino Llopis
Este curso soy tutora de un grupo de 4º de la ESO, un grupo de estudiantes supuestamente con bastante nivel académico. Pues vaya, el pasado martes, me quedé un poco sorprendida cuando me contaron que habían hecho un examen de mates y que a todos les había faltado tiempo. Acusaban a la profesora de que les había puesto más problemas que ecuaciones y, claro, no habían tenido suficiente con una hora para resolverlos. Pero es que además se sentían engañados porque mi colega les había prometido que les pondría más ecuaciones que problemas, pero tras un fin de semana de reflexión, cambió de opinión y los dejó a todos “en paños menores”.
Según el tan comentado y analizado Informe Pisa, el alumnado español tiene graves carencias en matemáticas y en comprensión lectora, de ahí que a chavales de 16 años les resulte tan complicado resolver un problema y prefieran que su profesora les ponga ejercicios mecánicos que actividades en las que tengan que ponerse a pensar.
Ante algunos estudiantes, somos unos seres perversos y amargados que les hacemos sufrir innecesariamente en vez de facilitarles la vida, poniéndoles pruebas que estén a su alcance aunque eso suponga no acabar el temario y pasar de curso sin cumplir con los objetivos exigidos.
Y ante alguna parte de la sociedad, somos funcionarios (aunque muchos de ellos siguen siendo interinos), con un horario de “p” madre, vacaciones a tutiplen y falta de formación para tratar a jóvenes adolescentes.
Pero a mí me parece que, en general, la mayoría de los docentes intentamos que nuestros alumnos sean capaces de pensar por sí mismos y que sobre todo no pierdan la curiosidad por aprender.
Si escuchamos a los medios, da la sensación de que estamos educando con un sistema retrógrado, anticuado y que no servirá para dentro de veinte años, ni tan siquiera para diez.
No obstante, creo que mi labor y la de mis compañeros está por encima del sistema y de la metodología que utilicemos. Nuestro propósito es crear ciudadanos que sean capaces de adaptarse al mundo que viene, porque tienen que ser ellos quienes reinventen el futuro con las herramientas que nosotros le proporcionemos.
Y ahí es donde creo que nos movemos la mayoría de maestros.