Coches (e)léctricos tardíos
Desde que hace ya décadas se publicó algún reportaje sobre revolucionarios coches solares, parecía que aquello era ciencia ficción, incluso vehículos propulsados por electricidad se antojaban cosa de un futuro lejano. En nuestra ignorancia, veíamos con excepticismo incluso que con corriente en voltios hubiera suficiente potencia para mover un cacharro de cuatro ruedas. Y, sin embargo, con esa energía se desplazaban nada menos que los trenes, muchísimo más pesados que nuestros utilitarios.
Ahora los turismos eléctricos asombran con su par motor y unas aceleraciones fulgurante que humillan a deportivos de gasolina que se suponían los más veloces. Sin despeinarse. ¿Por qué entonces han tardado tanto en llegar al mercado? La versión oficial viene a resumirse en que no había baterías disponibles y ha tenido que desarrollarse la tecnología necesaria. Tal vez. Aunque a mí me da que el negocio del petróleo -ese que estaba a punto de agotarse en el planeta ya en los años 70- habrá tenido algo que ver en ese retraso. Parece más racional la movilidad sin polución de humos y más pronto que tarde se podrán reciclar las baterías y fabricarlas sin contaminación. Eso llegará, si bien resulta inviable por ahora contar con una red de recarga suficiente para los millones de coches que circulan por nuestro mundo. También resolverán los ingenieros esa limitación actual y el tiempo de carga. Con todo, me atrevo a pronosticar que esa nueva flota silenciosa va a coexistir con los motores térmicos de toda la vida. Quedarán usos de los vehículos y contextos cotidianos en las que resultará más práctico tirar de gasolina y diésel.
De hecho, hay al menos tres marcas de automóviles punteras que desarrollan carburantes sintéticos, de origen químico puro y sin necesidad de petróleo, compatibles con la tecnología de explosión convencional, Además, consumen CO2, es decir, que reducen la polución del aire y se merecen incentivos fiscales. En fin, que aunque un tomellosero afincado en Ibi, orgulloso de que su flamante coche, explicaba que era “todo létrico”, la transformación no va a ser completa y excluyente de otras soluciones tecnológicas.