Annus horribilis
por Aitana Gandia, vicealcaldesa de Ibi
Querido lector. Menudo año. Un año que parece que haya durado un lustro, porque sí, annus horribilis podría resumir un 2023 que ha tocado digerir, gestionar y superar.
Es cierto que esto es de mucho tiempo atrás, porque ya sabemos que el caldo se venía cociendo hace años. ¿Había una manta? Sí, pero realmente era un edredón nórdico de los gordos. Y ojalá fuese tan sencillo como lo quito de un “plumazo” y duermo sin sábanas, pero no. Aquí como en las estaciones (o como debería ser), hay que transicionar, y poco a poco vamos quitando capas, hasta llegar al objetivo, que es un Ayuntamiento saneado, digno y prestando los servicios que tocan a la ciudadanía. Seguro que hay quien te diga que es que no hemos sabido gestionar, que no trabajamos y que nos pensábamos que esto iba a ser súper fácil. Te están mintiendo. Les gusta este escenario y lo complicado que ha estado. Nos hemos dejado la piel, el tiempo y la energía para dar el máximo y de la mejor forma posible con las circunstancias del momento. Nos han tocado las peores cartas de la baraja, y aunque estamos en una mejor posición de la partida, todavía nos quedan algunas cartas por cambiar para ganar definitivamente el juego.
¿Nos faltan cosas todavía? Claro. ¿Todos los servicios se han prestado como tocaban? Desgraciadamente no y no voy a ser yo la que te mienta. 2023 ha sido un año en el que tocaba rehacerse, tomar decisiones muy difíciles, y 2024 es el año de la transición, cuando toca ponerse al día de una vez, en pagos a proveedores, recuperando la calidad en la prestación de servicios, eventos que estaban en un impasse o regularizar la situación de los y las trabajadoras. Hay que trabajar tomando decisiones, con objetivos a corto pero especialmente a medio y largo plazo, para el beneficio de nuestro pueblo.
Sé que estás cansada de escuchar que estamos trabajando en ello, que lo haremos, porque aunque todos los frutos tarden en salir, unos ya han llegado, otros les queda poco y otros desgraciadamente tardarán, porque yo estoy aquí para gobernar y decirte la situación que hay, sin trampa ni cartón. Creo que de eso debe tratar la política, tener altura de miras y conciencia política, sin estrategia ni historias. Con estas líneas quiero darte las gracias y a la vez pedirte disculpas, por tu paciencia, por tu entereza y temple.
Un político no debería decir siempre lo que el pueblo quiere oír, sino lo que puede llegar a cumplir, y te digo que falta todavía por recorrer, pero estamos en el buen camino, el cambio de tendencia, del trabajo bien hecho y la gestión honrada.