Joaquín Vilaplana es Doctor en Ciencias Químicas y director de Innovación y Sostenibilidad de AIJU. Lleva más de 30 años de experiencia en AIJU, trabajando en soluciones para las necesidades de las empresas industriales, desarrollando y gestionando proyectos de I+D+i, impulsando iniciativas de innovación y sostenibilidad, acumulando una dilatada y sólida experiencia en el desarrollo y la aplicación de estrategias empresariales sostenibles para impulsar el crecimiento y el impacto.
Parece que 2025 puede ser un año clave para la implementación efectiva de normativas hacia una economía circular.
Por un lado, la Ley 07/2022, de residuos y suelos contaminados, ha entrado en vigor en España este año. Por otro, el Real Decreto 1055/2022 busca una gestión más sostenible de los envases y sus residuos. ¿Considera que estamos cerca de lograrlo o aún queda un largo camino por recorrer?
Estas normativas establecen objetivos concretos como la reducción de residuos, el fomento del reciclaje y la responsabilidad ampliada del productor. Representan un reto ambicioso en la transición hacia un modelo más sostenible, del que destaco los siguientes puntos clave:
- Reducción de residuos y fomento del reciclaje: Se establecen metas para disminuir la generación de residuos y mejorar su gestión. Se refuerza la recogida selectiva y el reciclaje de alta calidad, con medidas más estrictas sobre el tratamiento de envases.
- Responsabilidad ampliada del productor (RAP): Los fabricantes e importadores deben asumir el ciclo de vida completo de los productos que comercializan. La RAP se extiende a sectores como los textiles, muebles y plásticos agrícolas, fomentando modelos de reutilización y ecodiseño.
- Impulso a la reutilización y prevención: Se plantean medidas para reducir el uso de plásticos de un solo uso, incluyendo restricciones de ciertos productos y fomento de alternativas reutilizables. Se promueve la venta a granel, la reducción de envases y el uso de sistemas de depósito, devolución y retorno (SDDR).
- Nuevos impuestos para desincentivar prácticas contaminantes: se introduce un impuesto al plástico no reciclable para reducir su uso en la industria y el comercio. Se refuerzan las tasas a los vertederos y la incineración, promoviendo alternativas más sostenibles.
- Mayor control y sanciones: Se imponen obligaciones más estrictas para empresas y administraciones en la gestión de residuos. Se intensifican la fiscalización y las sanciones por incumplimiento, fomentando la transparencia y el cumplimiento normativo.
En cierto modo, estas leyes buscan transformar el modelo de producción y consumo en España hacia una economía circular, eficiente y sostenible. Sin embargo, la legislación por sí sola no garantiza que se logre. Resultará necesario adoptar medidas como incentivos de todo tipo, beneficios fiscales, comunicación, sensibilización o educación, todo lo necesario para impulsar la participación activa de toda la sociedad, incluyendo empresas, administración y ciudadanos.
¿Cuáles son las principales barreras para la aplicación efectiva de estas normativas?
Aunque el marco normativo está avanzando, la implementación efectiva sigue siendo un reto. Algunas barreras importantes existen y podría decirse que las más relevantes son: Infraestructura y capacidad de reciclaje. En muchos territorios, faltan plantas de tratamiento eficientes y sistemas de recogida selectiva adecuados.
- Costes y adaptación del sector: Las nuevas exigencias pueden representar un reto económico para las empresas, especialmente para las pymes, que requieren tiempo y recursos para ajustarse.
- Fiscalización y control: La eficacia de las normas dependerá de su supervisión y del cumplimiento real por parte de productores y consumidores.
- Concienciación ciudadana y cambio de hábitos: Para que la economía circular funcione, la sociedad también debe adaptarse a nuevas dinámicas de consumo y reciclaje.
Se necesita que todas las partes aporten y ninguno por si solo puede lograr un avance sin el otro. El sector privado, la administración pública, centros de conocimiento y formación y la ciudadanía deben trabajar juntos para que estas normativas puedan lograr ser efectivamente implementadas, por lo cual podemos decir que todavía queda mucho camino por recorrer.
AIJU lleva años trabajando con las empresas para adaptarlas a las nuevas normativas de fabricación. ¿Cuáles son las principales dificultades en este proceso? ¿Qué nivel de cumplimiento tienen actualmente las empresas?
AIJU lleva muchos años trabajando e investigando para avanzar en conocimiento técnico y capacidades para ayudar a las empresas a innovar y acompañarlas en el recorrido de la sostenibilidad y la economía circular.
Hemos trabajado en innumerables proyectos, y lo continuamos haciendo; es el único camino, las empresas necesariamente tienen que pasar por él. Este camino no es solo una exigencia normativa, sino una estrategia de futuro imprescindible. Cuanto antes se adapten, más ventajas competitivas obtendrán.
Las dificultades de adaptación son diversas, especialmente en sectores como el plástico y el envase, altamente regulados.
Las pymes tienen dificultades para asimilar los cambios normativos, pero están haciendo un esfuerzo significativo para cumplir con ellos. Un claro ejemplo es la implementación del impuesto al plástico, que ha supuesto un reto administrativo y financiero considerable, pero que la mayoría de las empresas ha adoptado satisfactoriamente. AIJU ha apostado por ayudar y asesorar a las empresas que desean demostrar el contenido de plástico reciclado en sus productos y así mitigar el efecto de dicho impuesto.
Por otro lado, la adaptación de los ayuntamientos y administraciones es un reto aún mayor. La eficiencia en la recogida de residuos domésticos y la separación adecuada de residuos requieren educación ciudadana, incentivos y un sistema de monitorización efectivo.
¿Cuáles son los proyectos más destacados dentro de este ámbito en los que trabaja AIJU en este momento?
Actualmente destacaría que tenemos en marcha múltiples proyectos europeos en el ámbito de la economía circular. Porque podríamos decir que estamos trabajando en soluciones del más alto nivel, por ejemplo:
Circvet: Hemos desarrollado junto a otros once socios europeos de seis países, los contenidos más completos sobre economía circular enfocados al sector del plástico, curso que en estos momentos está siendo impartido y validado con estudiantes universitarios, empresas y estudiantes de FP en seis países diferentes, De hecho, tenemos a más de 15 personas de empresas de nuestro entorno realizándolo y también estudiantes de módulo de mecanizado y plásticos de IES la Foia y del IES de Almussafes.
En breve, los mejores estudiantes harán una estancia en el extranjero visitando centros y empresas en Portugal o Alemania.
CircSyst: Enorme proyecto con más de treinta socios y un presupuesto de más de 12 millones de euros. Enmarcado dentro de la iniciativa de ciudades y regiones circulares de Europa, en la que AIJU tiene el rol de coordinador, vamos a implementar 9 pilotos de soluciones circulares sistémicas, en tres ámbitos diferentes: el del agua, el de los bioresiduos y el del plástico y envase alimentario. En este proyecto hay un buen número de empresas de la comarca que participan, como Acteco, Ripay y Plastimodul, la EPSA, Campus de Alcoy de la UPV, etc.
Precycling: Actualmente, 13 socios muy relevantes de distintos países de Europa, como la empresa alemana BASF, el reciclador holandés Coolrec o el fabricante de electrodomésticos Arçelik, junto con investigadores de centros y universidades expertos en plásticos, estamos desarrollando una metodología de fácil uso para clasificar, muestrear, trazar y reciclar flujos de residuos plásticos y separación de aditivos, junto con procedimientos de análisis.
Esto es muy novedoso, pues técnicamente es complejo determinar el contenido de reciclado mediante métodos analíticos. El fin último es asegurar la calidad y trazabilidad de los reciclados para su utilización en diversos sectores.
También llevamos tiempo trabajando en la definición de una Hoja de Ruta de Economía Circular y Sostenibilidad de la Comarca de la Foia de Castalla, cuya misión es llegar a conseguir que nuestro territorio sea un ejemplo y referente internacional en cuanto a sostenibilidad, circularidad y resiliencia.
Podría continuar nombrando unos cuantos proyectos más, pero creo que estos son suficientes para evidenciar el gran posicionamiento de AIJU en la vanguardia de la economía circular en Europa, lo cual nos llena de orgullo. ¿Será posible resolver el problema de los residuos y generar conciencia en empresas y ciudadanos? No será fácil, pero no tenemos alternativa. El modelo de economía lineal es insostenible; agota los recursos naturales y compromete el futuro. La economía circular es la única solución viable, transformando los residuos en recursos. Es fundamental que toda la sociedad participe activamente: ciudadanos, empresas y administraciones deben colaborar para lograr un cambio real.
¿La gestión de residuos será uno de los sectores económicos con futuro?
Sin duda. La economía circular debe ser viable económicamente para ser sostenible a largo plazo.
No solo se trata de residuos; también es crucial la reutilización del agua y el avance en energías renovables. Estos sectores ya generan una gran actividad económica y seguirán creciendo en el futuro.
Por ello, es importante el desarrollo de soluciones sistémicas que puedan ser replicables en numerosas regiones europeas, con el fin último de contribuir al objetivo europeo de convertirse en el primer continente climáticamente neutro y con una economía desligada del uso de recursos del planeta.