Actualidad, Ibi
Ignacio Guillem, gerente de la compañía The Recirculars de Ibi y líder del proyecto TR Recapture

“Europa no tiene recursos naturales propios, nuestros recursos están en la basura”

Con la entrada en vigor de la ley 07/2022, de residuos y suelos contaminados para una economía circular, los ciudadanos hemos visto como se ha incrementado a más del doble la tasa de basura que pagaremos a partir de ahora, pero esta medida está lejos de alcanzar el verdadero espíritu de la normativa europea que persigue recaptar y recircular los máximos residuos posibles.

Para que aumente la concienciación y participación ciudadana, fundamental en esta tarea, la ley ha introducido una serie de herramientas con el objetivo de aplicar soluciones que funcionen y que cumplan con el principio de: quien contamina paga.
Ignacio Guillem, gerente de la compañía The Recirculars y líder del proyecto, TR Recapture, (solución de pago por generación mediante trazabilidad), explica que se debería haber implementado la tasa con un sistema de recogida eficaz, ya que el objetivo real es que se diferencie la tasa de basuras para que el ciudadano conozca el coste de la recogida de basuras y vea que haciéndolo mejor se puede pagar menos, o no.
Guillem puntualiza que “lo que dice la ley es que el ciudadano que recicle bien, o el que menos contamine, tiene que pagar menos que el que más esté contaminando. Aquí no se puede obligar a nadie, pero bajo esa no obligación, el que decide hacerlo bien debe de pagar menos”.
Y para ello, en un punto de la ley se habla de la implantación de sistemas de pago por generación. Se trata de un sistema que debe de trazar al ciudadano de manera eficiente para que el ayuntamiento pueda saber al final de año quién paga más o quién paga menos, o quién ha contaminado más o quién menos, siempre cumpliendo con todos los preceptos de la seguridad y la protección de datos”.

El sistema desarrollado por Ignacio Guillem y su equipo no solo es tecnológico, su compromiso también es ambiental y económico. Porque el cambio climático es una realidad, a pesar de los muchos detractores, y hay que pararlo. La ley, señala Guillem, “no busca demonizar los plásticos, por ejemplo, no busca demonizar nada; simplemente, que esos residuos que al final se producen puedan volver a ser utilizados en nuevos productos”, porque uno de los problemas más graves que tiene Europa y el mundo es una economía no sostenible, que está llevando al estrés total los recursos mundiales.

“El problema grave que tiene Europa -añade-, y uno de los aspectos por lo que se implanta esta ley, es porque carecemos de recursos. No tenemos grandes cantidades de petróleo, no tenemos grandes cantidades de gas, Europa es deficitaria en recursos. El objetivo de esta ley, aparte de cuidar el medio ambiente que es importantísimo para el futuro, es obtener de aquellos productos que hemos rechazado, porque no son válidos o ya los hemos consumido, nuevas materias primas para ser dueños de nuestra producción; de lo contrario, estamos amenazando el propio bienestar de los ciudadanos europeos y, al final, todo lo vamos a pagar más caro, porque proviene de los países que tienen los recursos”.

Ante ello, -reitera- “los recursos los tenemos en la basura. Los europeos siempre hemos sido tecnológicos y ahora hay que coger y ser inteligentes también. La normativa europea está implementada con mucha inteligencia, porque de todo aquello que tiramos a la basura se pueden extraer recursos valiosos como biogás, biometano, agua para riego y fertilizantes, en el caso de los residuos orgánicos, evitando además las emisiones de gases de efecto invernadero, como el metano”,
En cuanto al plástico, por ejemplo, señala que tiene un ciclo de vida muy largo, siempre que se recicle bien, con la ventaja añadida de que se trata de un material que pesa poco y produce menos huella de carbono.

Recogida puerta a puerta
Si apelamos a la concienciación ciudadana, Cataluña es una de las comunidades más avanzadas; sin embargo, está en el 45% del objetivo del reciclaje, cuando la ley dice que en 2025 deberíamos estar en el 55%, después de casi veinte años desde su creación.
Guillem pone ese ejemplo para demostrar que, pese al avance en algunas regiones, todavía estamos lejos de alcanzar los objetivos de una economía circular.
“El sistema de recogida puerta a puerta está funcionando muy bien en municipios pequeños de Cataluña, de unos 2.000 habitantes, pero en el mercado no hay soluciones, en estos momentos, que valgan tanto para las pequeñas como para las grandes poblaciones”.

En el municipio de Banyeres, explica, se ha mejorado con el sistema puerta a puerta, pero no llega a cumplir expectativas. “La recogida separada está mejor porque un día te recoge orgánico, otro día te recogen envases, pero, por ejemplo, si un usuario tira una pila en la bolsa de materia orgánica, está entorpeciendo la posibilidad de extraer los recursos de esta facción al ser contaminada”.

Pone como ejemplo también el caso de Ibi, donde explica que existe “un sistema puerta a puerta sin fracciones separadas”. Pero el problema es que “nadie está comprobando que hay dentro de la bolsa para, educarte primero, si lo has hecho bien o mal, y segundo, para que ese reciclaje valga para algo, por lo tanto no se puede comprobar la trazabilidad, estando lejos de cumplir con los objetivos europeos”.
En estos momentos, el problema son las calidades que llegan a las plantas de selección, porque llega todo mezclado, “los húmedos con los secos, con envases, y es casi imposible separar, sobre todo en el caso de los residuos orgánicos, que se van directamente a vertidos, y el problema es que hacemos los vertederos inmensos o acabamos quemando los recursos que pueden ser reciclados”.

El principio de “quien contamina paga” y su implementación
En el caso de los costes de gestión de los residuos de competencia local, de acuerdo con lo dispuesto en el texto refundido de la Ley reguladora de las Haciendas Locales, aprobado por Real Decreto Legislativo 2/2004, de 5 de marzo, las entidades locales establecerán, en el plazo de tres años a contar desde la entrada en vigor de esta ley, una tasa o, en su caso, una prestación patrimonial de carácter público no tributaria, específica, diferenciada y no deficitaria, que permita implantar sistemas de pago por generación y que refleje el coste real, directo o indirecto, de las operaciones de recogida, transporte y tratamiento de los residuos, incluidos la vigilancia de estas operaciones y el mantenimiento y vigilancia posterior al cierre de los vertederos, las campañas de concienciación y comunicación, así como los ingresos derivados de la aplicación de la responsabilidad ampliada del productor, de la venta de materiales y de energía.

En este punto se dice explícitamente que la tasa tiene que permitir la implantación de sistemas de pago por generación, permitiendo monitorizar la participación ciudadana trazando el residuo desde la vivienda hasta el centro de tratamiento para verificar una correcta separación de residuos y que finalmente se puedan aplicar tasas de basura diferenciadas.
Sin embargo, eso es lo que no se está haciendo. Los ayuntamientos, aunque han trabajado, no han encontrado las soluciones hasta el momento, y se han limitado solo a subir los impuestos.
Asociaciones como Greenpeace, ya se están preparando para abordar demandas colectivas en una aplicación de la tasa deficiente, que está lejos de focalizarse en los objetivos marcados por la UE para aumentar las tasas de reciclaje y que incumple con los objetivos de reducción, preparación para la reutilización, reciclaje y emisiones de gases de efecto invernadero.

La empresa de Ibi, única en España con el sistema de pago por generación

Protegida con cinco patentes, la empresa de Ibi The Recirculars ha desarrollado una solución pionera denominada TR Recapture, diseñada para rastrear los residuos desde su origen hasta el centro de tratamiento.

Con esta solución, los entes públicos pueden trazar, monitorizar y gestionar los residuos generados en viviendas y centros de trabajo, implantando políticas de pago por generación basadas en el principio de “quien contamina paga”.

Además, explica su creador Ignacio Guillem, la solución TR Recapture tiene la posibilidad de poder aplicar tasas con penalizaciones por la no participación en la separación de residuos en las viviendas y permite comprobar la participación de las familias en situación de exclusión social o en riesgo de estarlo. TR Recapture se basa en el uso de tecnologías avanzadas como RFID, Visión Artificial, Inteligencia Artificial (IA), Rayos X, Big Data y una App para visualizar datos en tiempo real.

En su primera fase, TR Recapture se centra en los residuos orgánicos, que representan el 42% de todos los residuos generados. A través de un sistema de verificación y trazabilidad, con esferas, es posible evaluar si los residuos orgánicos han sido correctamente clasificados, para verificar el contenido de cada bolsa.

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