Biar celebra este fin de semana 18 y 19 de enero las fiestas de Sant Antoni Abat, declaradas Fiestas de Interés Turístico Local de la Comunitat Valenciana. La peculiaridad de estas fiestas en Biar es la aparición de la figura del Rei Pàixaro. Así, la Comisión de Fiestas de Sant Antoni Abat, que cuenta con 100 miembros activos y 40 niños, organiza esta celebración.
La jornada del sábado arrancará con el tradicional volteo de campanas y el disparo de masclets. A las 21:30, los vecinos y visitantes podrán disfrutar de la gran “Cavalcada del Rei Pàixaro”,un desfile que recorrerá las calles del municipio. En él, el Rei Paixaro, los danzantes que le preceden y los integrantes de la comisión portando antorchas de fuego y su tradicional atuendo, visitará cada una de las 30 hogueras encendidas a lo largo del recorrido. Finalizada la “Cavalcada” está prevista una cordà en la Plaza del Convent.
El domingo, la programación retoma fuerzas desde temprano con más volteos de campanas y la celebración de una misa solemne a las 12:00 en honor a Sant Antoni Abat. A las 13:00, la tradicional “Cavallà” recorrerá las calles del pueblo, donde los vecinos acompañarán a sus animales para recibir la bendición del santo. Durante el recorrido, también tendrá lugar la “arreplegà” de donativos y obsequios, una costumbre que refleja la solidaridad de la comunidad.
Por la tarde, a las 16:15, se celebrará la subasta de productos donados , seguida por la procesión de Sant Antoni Abat. Los actos culminarán con la esperada rifa de sacos de harina ,.
Una tradición que perdura desde el siglo XVI
La aparición de la figura del Rei Pàixaro hunde sus raíces en el siglo XVI, según figura en los archivos parroquiales.
El inicio de la fiesta actual se ha fechado en 1889. Entonces la «Cavalcada» incluía carros adornados, caballos con monturas decoradas. Aunque la tradición pasó por momentos de inestabilidad, especialmente en la década de 1970, fue recuperada en 1975 gracias al esfuerzo de los vecinos y la Comisión de Fiestas. Desde entonces, la festividad no ha dejado de crecer, consolidándose como un pilar fundamental del patrimonio cultural de Biar.