Un día en la Navidad
No sé si a ustedes también les pasa, pero me ocurre con la Navidad, lo mismo que muchas veces de niño percibía cuando sentado al calor de la lumbre en el hogar, al fijarme en los demás que se sentaban a mi lado, en unos observaba brillos de bronce y sonrosadas rojeces en las mejillas, en tanto que, en otros, lo que veía eran sombras abismales en aquellas partes de sus caras a las que la lumbre no les alcanzaba. Lo mismo me ocurre hoy día con la Navidad, que pese a conocer que su significado es el regocijo por el nacimiento de Cristo, el niño Dios, apenas sí se puede reconocer la Navidad en su significado. El ser humano percibe más esta festividad como alegría, pero que queda muy lejos de aquella que la biblia nos relata. Todo es algarabía, comilonas, prisas y diversión. Vorágine por las compras estériles y en su mayoría de inutilidad, luces y despilfarro, y aun así, el cielo encapotado cobija esperanzas.
Navidad, blanca Navidad, cantábamos cuando de niños, llegada la fecha, en mi Alcoy natal nevaba y hacía frío. Hoy apenas sí hace dos semanas que me quité la manga corta en Alicante para no coger ningún resfriado, pues ni nieva y además todavía hace demasiado calor. Recuerdo que la Navidad unía a la familia, juntándonos en casa de los padres para comer y cenar. La Navidad era mágica, entrañable sobremanera para los niños, quienes recogíamos del resto de la familia su aguinaldo y, el día de Reyes esos merecidos y mágicos regalos. ¡Cómo disfrutaba con mi transistor nuevo, o con aquella bicicleta espectacular con la que me divertía de lo lindo! Hoy, aspiro a que me obsequien por Navidad un buen libro que leer.
Era aquella una época refugio de mis pasiones. Sigo siendo feliz, ¡qué bonita era la niñez! Aún y que recuerdo que un día mi joven madre murió, siendo que Dios quiso darme otra nueva madre. Vamos, que fui afortunado, aunque hoy en tanto que ahora el calor que este cambio climático nos trae, me desgasta el ánimo. El calor en el silencio de la noche se muestra desacostumbrado, en tanto guardamos buenos recuerdos, y es que los seres humanos aun en las noches sabemos guardar y aprovechar los secretos en la noche.
Es Navidad y seas creyente o no, te deseo una Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo. Que este mundo empecinado en destruirse, apacigüe su ímpetu y violencia para que los seres humanos recobremos la paz mundial que tanto ansiamos. Que nuestros días dejen de oler a resignación.
Vivamos para ser felices, lo demás es vanagloria, y aunque la realidad es demasiado terca, está en todos nosotros hacer del planeta un mundo habitable, próspero y mejor. Acércate a tus seres queridos, es Navidad. Que no decaiga en nosotros el espíritu navideño. Vivámoslo con alegría y ganas de vivir, volvamos a nuestra niñez, dejemos que la brisa nos traiga énfasis de seguridad. Feliz Navidad.