Una mujer del presidente de altos vuelos
El estrambótico -por decir algo- caso judicial de la mujer del presidente, Begoña Gómez, me suscita múltiples incógnitas. Para empezar, ¿cuántas compañías aéreas hay en España, me refiero, de propiedad española, no las que operan por este espacio aéreo? Yo tampoco lo sabía, he buscado un poco y parece que son media docena las principales, aunque algunas no sean muy conocidas. ¿Qué Gobierno no saldría al rescate de una empresa de un sector tan pequeño en número de sociedades y tan estratégico, además? ¿Algún presidente se atrevería a mirar para otro lado mientras se hunde una de estas mercantiles? ¿Hace falta que su parienta mueva hilos en la sombra para que le lleguen subvenciones y salvarla de la debacle? No me lo creo.
Voy más allá: vamos a creernos que efectivamente hubo tráfico de influencias para echarle un cable a Air Europa, en este caso. Si hubo un trato favorable e ilícito, ¿cómo es que no hemos visto ni un titular con el nombre de un directivo del beneficiado por estas supuestas irregularidades? Como suele decirse, tan… es el que da como el que toma, cuando hay corrupción se supone que igual de responsable es quien mueve el dinero como quien se lo embolsa, si no le correspondía percibirlo. ¿No será que en realidad en esta “investigación judicial” (entre comillas) lo único que importa se reduce a tener en el candelero (en el candelario, para algunos) a Perro Sanxe varios meses para luego dar el previsible carpetazo al asunto?
El último detalle surrealista que ha trascendido parece ser que apunta a que el juez se ha inventado artículos y apartados de la Ley de Enjuiciamiento Criminal para llamar a declarar el presidente del Gobierno, según varios medios de comunicación, alguno tan poco sospechoso de afinidad con el PSOE como ‘El Español’ de Pedro J. Ramírez. En definitiva, continúa el triste espectáculo de algunos togados que están difuminando el imprescindible prestigio de la Justicia, como ahora el Tribunal Constitucional –nada menos– borrando de un plumazo los chanchullos de malversación y exculpando a expresidentes autonómicos andaluces ¿socialistas? en el vergonzoso escándalo de los ERE.
Tan lamentable me parece la persecución que huele a ‘lawfare’ a la consorte de Moncloa con suposiciones endebles sin ninguna lógica, como el enjuague a dirigentes del PSOE condenados por tolerar mangoneo con las cuentas públicas. Si estamos en manos de este tipo de árbitros, el partido no puede acabar bien.