Haciendo camino
Para mí no deja de ser una buena noticia que nuestra villa haya aumentado su número de habitantes; esto viene a decir que ha habido más nacimientos, o han encontrado trabajo familias venidas de otras tierras. Nuestra comarca viene adoleciendo (varios años ya, al menos desde que dejamos atrás la infame pandemia) de escasez de mano de obra para hacer frente a las necesidades que requiere nuestra industria desde que se creció y se diversificó fabricando multitud de productos, además del juguete.
Se precisa mano de obra capacitada para ejercer una amplia diversidad de oficios o conocimientos que imponen las técnicas industriales, siempre en evolución. Ello no resulta nada fácil precisamente por eso: porque para asimilar muchas de dichas técnicas, el operario tiene que acoplarse al ritmo cambiante que dicha evolución conlleva, lo que supone un continuo aprendizaje y nos lleva a la conclusión de que el trabajador o trabajadora, habrá de estar dispuesto a seguir dicho aprendizaje, percibiendo a la vez, la satisfacción de estar realizando una labor responsable que se sale de la monotonía, de la rutina.
Los profesionales escasean, como ya queda dicho, y ello da pábulo a que los que entraron como aprendices y se han esforzado por adquirir práctica en sus funciones, pidan ser compensados por la mejora en el desarrollo de su trabajo, una aspiración absolutamente legítima y así debe entenderlo y aceptarlo el patrono, por la cuenta que le tiene y en caso contrario, se expone a que su empleado o empleada se le vaya a otra empresa que le ofrezca mejor sueldo. Esto puede crear un conflicto de intereses en el que ambas partes tienen o quieren tener razón, puesto que si el trabajador reclama subida de sueldo por la profesionalidad y pericida adquiridas, el patrono puede alegar que dicha profesionalidad ha sido posible gracias a su empresa, que ha servido de escuela, pero esta ya es una cuestión que deben deslindarla entre uno y el otro.
Esta forma de desempeñar un oficio, u oficios, porque han sido varios en los que he pasado la mayor parte de mi dilatada vida laboral, dan como fruto el aumento de facilidades a la hora de encontrar empleo, sin descartar la posibilidad de establecerte por cuenta propia si tienes afanes emprendedores; yo lo hice. Trabajé durante veinticuatro años en el régimen de autónomos y fue uno de los pasos más acertados que he dado en mi vida, dado mi carácter independiente.
Conozco de buena fuente empresas, mayormente empresitas pequeñas y talleres a los que se les acumulan los pedidos y las pasan canutas para poder cumplirlos por falta de trabajadores. El trabajo es vida y no hay que dejarlo perder. Si no hay gente que sepa hacerlo, que aprenda. Como cantó el sabio poeta, si no hay camino, se hace al andar.