Con motivo del Día Internacional del Juego, el 11 de junio, el Observatorio del Juego Infantil ha elaborado un menú saludable del juego, en el que se incluyen las diferentes opciones de juego para llevar una vida saludable, con el objetivo de recordar, además, que el juego es un derecho reconocido por el artículo 31 de la Convención de los Derechos del Niño de 1989 y que en el año 2013 el Comité de los Derechos del Niños de Naciones Unidas aprobó la Observación General nº 17 sobre el derecho del niño al descanso, el esparcimiento y el juego.
Dentro de los distintos tipos, el juego exterior, al aire libre, constituye una necesidad primordial de la infancia a la que niñas y niños no dedican el tiempo que merece. Jugar a la comba, al escondite, en los parques, diseñar aventuras en la montaña o en la playa, tirar una peonza, volar una cometa o jugar a la pelota con sus iguales “representa los nutrientes fundamentales para que los niños desarrollen la psicomotricidad gruesa y fina, aprendan la realidad a través de los sentidos, desarrollando su percepción, reciban los beneficios de la luz natural, pero sobre todo, contribuye a su bienestar emocional, a que vivan una infancia plena y feliz que se traduzca en una vida adulta equilibrada”, señala el informe.
Además, es fundamental que puedan jugar con otros niños y niñas sin un adulto que medie en el juego, dado que de esta forma desarrollaran habilidades sociales tan necesarias como la negociación, la importancia de seguir las normas previamente pactadas o habilidades emocionales como la compresión emocional o la empatía.
De ahí que el juego exterior represente casi la mitad de una dieta lúdica saludable. El resto se distribuye entre juego libre y de ficción, juegos de reglas y, por último, los dispositivos digitales.